Si bien la figura de “La Llorona” es una leyenda muy extendida en Latinoamérica, principalmente asociada a México y otras regiones, existe una adaptación o una leyenda mapuche que comparte algunos elementos de dolor y conexión con el agua, aunque no necesariamente bajo el nombre de “La Llorona”. Esta versión tiene varias similitudes.


Accede aquí a la versión Mapuche de la Leyenda: La Pucullén
En las tierras del sur de Chile, entre los bosques ancestrales y cerca de los ríos caudalosos, se cuenta la historia de una joven mapuche llamada Pucullén. Su belleza era tan radiante como las flores silvestres y su voz tan melodiosa como el canto de los pájaros. Pucullén estaba profundamente enamorada de un joven guerrero de su comunidad, y su felicidad parecía no tener fin.
Sin embargo, la tragedia se abatió sobre ellos cuando el joven guerrero partió a la batalla para defender su territorio. Pucullén lo despidió con el corazón lleno de esperanza, pero los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses sin noticias de su amado. La angustia comenzó a crecer en su pecho como una sombra.
Un día, llegaron noticias terribles: el joven guerrero había caído en combate. La noticia golpeó a Pucullén con una fuerza devastadora. Su mundo se oscureció y el dolor la consumió por completo. Ya no cantaba, ya no sonreía, y su único consuelo era vagar por las orillas de los ríos, recordando los momentos felices junto a su amor perdido.
La leyenda cuenta que el dolor de Pucullén era tan profundo que sus lágrimas se mezclaban con las aguas de los ríos, volviéndolas amargas. Se decía que su espíritu, incapaz de encontrar descanso, quedaba ligado a las corrientes de agua. En las noches de luna llena, los habitantes cercanos a los ríos afirmaban escuchar un lamento desgarrador, un llanto lleno de tristeza y desesperación.
Este lamento era atribuido al espíritu de Pucullén, quien buscaba incansablemente a su amado en las profundidades de los ríos. Algunos decían haber visto una figura femenina vestida de blanco, con el rostro oculto por la pena, flotando sobre las aguas o caminando por las orillas, llorando su pérdida eterna.

Aunque esta figura no siempre se identifica directamente como “La Llorona” en la tradición mapuche, comparte elementos clave de la leyenda: una mujer que sufre la pérdida de un ser amado y cuyo espíritu queda ligado a las aguas, manifestándose a través del llanto y la tristeza.
En esta versión, Pucullén se convierte en una especie de espíritu protector de los ríos, pero también en un recordatorio constante del dolor que puede causar la guerra y la pérdida. Su llanto es una advertencia sobre la fragilidad de la felicidad y la profundidad del sufrimiento.
Texto e imagen en colaboración con Gemini IA.