La leyenda de La Planchada es una de las historias de fantasmas más conocidas en los hospitales de México, especialmente en la Ciudad de México. Se cuenta que su espíritu vaga por los pasillos, ayudando a los pacientes necesitados.

La historia se centra en una joven enfermera llamada Eulalia, quien trabajaba en un hospital a principios del siglo XX. Eulalia era conocida no solo por su gran belleza, sino también por su dedicación y profesionalismo. Siempre impecable, su uniforme blanco estaba siempre perfectamente planchado, lo que le valió el apodo de “La Planchada”.
Eulalia era amable, atenta y tenía una vocación genuina por cuidar a los enfermos. Los pacientes la apreciaban mucho por su dulzura y eficiencia. Sin embargo, en su vida personal, Eulalia sufrió una gran desilusión amorosa. Se enamoró perdidamente de un apuesto y joven doctor que llegó a trabajar al hospital. Estaban comprometidos y ella soñaba con un futuro juntos.
Poco antes de la boda, el doctor le dijo a Eulalia que tenía que viajar por un asunto urgente. Ella, confiada en su amor, lo despidió con ilusión. Sin embargo, el doctor nunca regresó. Con el tiempo, Eulalia descubrió que él se había ido con otra mujer, dejándola plantada y con el corazón destrozado.
Esta traición la sumió en una profunda tristeza y amargura. Eulalia se volvió solitaria, descuidó su apariencia y su trabajo comenzó a resentirse. Su corazón roto y la decepción la consumieron hasta que finalmente falleció, algunos dicen que de pena, otros que de una enfermedad que no quiso atenderse.
Pero la historia no termina con su muerte. Poco después, los pacientes del hospital comenzaron a reportar la aparición de una enfermera muy amable que los atendía durante la noche. Esta enfermera siempre vestía un uniforme blanco impecable, perfectamente planchado. Era atenta, cariñosa y parecía saber exactamente lo que necesitaban. Algunos incluso afirmaban haberla visto desaparecer sin dejar rastro.
Los pacientes la describían como una mujer hermosa y dulce, aunque con una profunda tristeza en sus ojos. Rápidamente, las historias se extendieron y la misteriosa enfermera fue identificada como el espíritu de Eulalia, “La Planchada”.
Se dice que el espíritu de Eulalia, arrepentido quizás por la amargura en la que terminó sus días, o tal vez por su vocación inconclusa, regresa al hospital para seguir cuidando a los enfermos. Muchos pacientes y personal del hospital aseguran haberla sentido o visto, especialmente en las noches tranquilas. Algunos relatan cómo los ayuda a sentirse mejor, les proporciona mantas, les administra medicamentos o simplemente les ofrece una palabra de consuelo.
La leyenda de La Planchada se ha transmitido de generación en generación entre el personal médico y los pacientes de diversos hospitales en México. Aunque muchos la consideran solo una historia, para otros es una presencia reconfortante, un recordatorio de la dedicación y el amor por el prójimo que trasciende incluso la muerte. Su figura se ha convertido en un símbolo de la enfermería abnegada y un misterio que perdura en los silenciosos pasillos de los hospitales mexicanos.
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