La leyenda del Setetule es una de las más intrigantes y misteriosas del folclore panameño, especialmente arraigada en las provincias centrales como Coclé y Herrera. A diferencia de otras figuras más definidas, el Setetule es una entidad amorfa y escurridiza, más asociada a una sensación de terror y peligro que a una forma física concreta.

El nombre “Setetule” en sí mismo evoca misterio. Se cree que proviene de la combinación de sonidos o palabras indígenas, aunque su significado exacto se ha perdido con el tiempo. Lo que perdura es la sensación de algo ancestral y primario ligado a este nombre.
La leyenda describe al Setetule como una presencia maligna que habita en lugares solitarios y oscuros: montes densos, quebradas profundas, cuevas húmedas o incluso en los alrededores de casas abandonadas. No se le atribuye una forma física consistente; más bien, se manifiesta como una sensación opresiva, un frío repentino e inexplicable, sombras que se mueven sin una fuente aparente, o ruidos extraños que no tienen una explicación lógica.
Una de las características más distintivas del Setetule es su capacidad para infundir un terror paralizante en quienes lo experimentan. Se dice que su presencia puede causar una sensación de ahogo, una dificultad para moverse o hablar, y un miedo tan intenso que puede llevar a la histeria o incluso a la locura.
En algunas versiones, se le atribuyen ataques a animales, especialmente caballos y ganado, que son encontrados muertos o gravemente heridos sin una causa aparente. Esto refuerza la imagen del Setetule como una fuerza dañina y misteriosa que acecha en la oscuridad.
A diferencia de otras leyendas donde el origen del espectro está ligado a un pecado o una tragedia humana, el Setetule parece ser una entidad más primordial, quizás un espíritu de la naturaleza enfurecido o una manifestación de las energías oscuras que se cree habitan en ciertos lugares.
Las historias sobre el Setetule a menudo se transmiten como advertencias para no adentrarse en lugares peligrosos durante la noche o para tener precaución al transitar por caminos solitarios. La falta de una forma definida hace que el miedo al Setetule sea aún más profundo, ya que la mente tiende a llenar los vacíos con sus propias imágenes de horror.
Se dice que ciertas personas, como los curanderos o los ancianos de las comunidades, tienen un conocimiento más profundo sobre cómo protegerse del Setetule, a través de rituales, oraciones o el uso de ciertas plantas. Esto subraya la creencia en que el Setetule es una fuerza real y peligrosa dentro del mundo espiritual.
Aunque con la modernización muchas de estas creencias han disminuido, la leyenda del Setetule persiste en algunas comunidades rurales de Panamá, manteniendo viva la sensación de que existen fuerzas invisibles y aterradoras que acechan en la oscuridad, recordándonos la fragilidad del ser humano ante lo desconocido y lo misterioso de la naturaleza. La falta de una forma concreta solo aumenta el poder de esta leyenda, permitiendo que cada persona imagine su propia versión del terror que representa el Setetule.
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