Leyenda: La Madre de Agua, Colombia

n las profundidades de las selvas colombianas, donde los ríos serpentean como venas de la tierra y las cascadas caen con un rugido ensordecedor, habita un espíritu ancestral de la naturaleza, una figura misteriosa y poderosa conocida como la Madre de Agua. No es una diosa en el sentido estricto, sino la personificación de las fuentes hídricas, la guardiana de los ríos, lagos, lagunas y toda corriente de agua que fluye por el territorio.

Se la describe de diversas maneras, pero una imagen recurrente es la de una mujer de belleza sobrecogedora, con una larga cabellera oscura como la noche profunda que peina con un peine de oro. Su piel es tan tersa y brillante como la superficie de un lago en calma, y sus ojos poseen la profundidad y el misterio de las aguas oscuras. A veces se la ve emergiendo de las cascadas, su cuerpo envuelto en la espuma blanca, o deslizándose silenciosamente por los ríos, su presencia anunciada por una niebla repentina o un remolino inesperado.

La Madre de Agua no es inherentemente malvada, pero su temperamento está ligado al respeto que los humanos muestran hacia sus dominios. Cuando los ríos son contaminados, los bosques talados sin consideración por las fuentes de agua, o los animales acuáticos cazados sin medida, su furia se desata. Se dice que puede provocar inundaciones devastadoras, sequías prolongadas, tormentas torrenciales y la desaparición de manantiales. Los pescadores que extraen más de lo necesario o los cazadores que persiguen a sus presas hasta la orilla de los ríos corren el riesgo de ser castigados por su ira.

Sin embargo, cuando la naturaleza es respetada y se vive en armonía con el ciclo del agua, la Madre de Agua puede mostrar su lado benévolo. Se dice que protege a los peces y a otros seres acuáticos, asegurando la abundancia en los ríos y lagos. A veces, se aparece a los viajeros sedientos en forma de una anciana amable que les ofrece agua fresca y los guía a fuentes seguras. También se cuenta que puede curar enfermedades de la piel con el agua de ciertos manantiales bendecidos por su presencia.

Los indígenas y los campesinos que viven cerca de las fuentes de agua le rinden tributo con ofrendas de flores, frutas y pequeños objetos brillantes, pidiendo su protección y agradeciendo su generosidad. Evitan arrojar basura o contaminar las aguas, conscientes de que la Madre de Agua observa y castiga la falta de respeto.

Una leyenda particular cuenta la historia de un joven cazador codicioso que, ignorando las advertencias de los ancianos, se adentró en la selva y pescó indiscriminadamente en un lago sagrado. La Madre de Agua se le apareció en forma de una hermosa mujer que lo atrajo a las profundidades del lago con su canto melodioso. El joven nunca más fue visto, y se dice que su alma vaga ahora por las profundidades, sirviendo como un recordatorio del poder de la guardiana de las aguas.

La leyenda de la Madre de Agua perdura en la cultura colombiana como una alegoría sobre la importancia de la conservación y el respeto por el medio ambiente. Su figura misteriosa y poderosa nos recuerda que el agua es un recurso vital y sagrado, merecedor de nuestra reverencia y cuidado. Cada vez que escuchamos el murmullo de un río o el caer de una cascada, podemos imaginar la presencia vigilante de la Madre de Agua, la eterna protectora de las fuentes de vida que fluyen por la tierra colombiana.

Texto e imágenes generados por Gemini IA.