La leyenda de “El Carretón Fantasma”, es una de las historias más conocidas del folclore venezolano.
Cuentan en los llanos y pueblos de Venezuela que, en las noches más oscuras y silenciosas, especialmente aquellas sin luna, se puede escuchar un sonido que hiela la sangre. Es el traqueteo lúgubre y pesado de un viejo carretón de madera, avanzando lentamente por los caminos solitarios, las calles empedradas o incluso cerca de los cementerios. Es el Carretón Fantasma.

El sonido es inconfundible: el chirrido agudo de las ruedas resecas sobre la tierra o las piedras, el crujir de la madera vieja y, a veces, el arrastrar de cadenas o un lamento lastimero que parece emanar de la propia carreta. Quienes lo han escuchado dicen que el sonido parece acercarse lentamente, llenar el ambiente de un pavor indescriptible y luego alejarse con la misma lentitud parsimoniosa, dejando tras de sí un silencio aún más pesado.
Existen varias versiones sobre el origen y propósito de este carretón espectral:
- El Carretón de los Muertos: Una de las versiones más extendidas cuenta que el carretón aparece para recoger las almas de aquellos que han muerto recientemente, especialmente las de quienes fallecieron en pecado, sin confesión, o las almas en pena que no encuentran descanso. En esta versión, el carretón es conducido por una figura esquelética o sombría, a veces identificada como la propia Muerte o un sirviente suyo.
- El Recuerdo de las Plagas: Otra versión vincula al Carretón Fantasma con épocas pasadas de terribles epidemias, como la fiebre amarilla o la peste bubónica. Se dice que en aquellos tiempos, carretas similares eran usadas para recoger los cuerpos de los fallecidos por las calles durante la noche, para evitar el pánico y la propagación de la enfermedad. El carretón fantasma sería el eco espectral de aquellos tiempos de dolor y muerte, condenado a repetir su macabra tarea por la eternidad.
- El Castigo del Carretero: Algunas variantes cuentan la historia de un carretero cruel y avaro que maltrataba a sus animales y se negaba a ayudar a los necesitados, o incluso que trabajaba en días santos. Como castigo divino, fue condenado tras su muerte a vagar eternamente conduciendo su carretón, recogiendo almas o simplemente atormentando a los vivos con su presencia sonora.
Lo que casi todas las versiones comparten es la advertencia: escuchar el Carretón Fantasma es un mal presagio. Algunos creen que anuncia una muerte próxima en la comunidad o en la familia de quien lo escucha. Verlo directamente es aún peor y puede acarrear desgracias o incluso la muerte. Por eso, cuando en la quietud de la noche se oye el inconfundible traqueteo, la gente se encierra en sus casas, reza y evita a toda costa mirar hacia afuera.
El Carretón Fantasma es más que una simple historia de miedo; es un relato que habla de la muerte, el castigo, el recuerdo de tiempos difíciles y el respeto por lo desconocido que acecha en la oscuridad de la noche venezolana.
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