Leyenda: Cantuña, Ecuador

La leyenda de Cantuña es una de las historias más fascinantes y populares de Quito, Ecuador. Se cuenta que durante la construcción de la Iglesia de San Francisco, una impresionante obra arquitectónica colonial, los frailes franciscanos se encontraron con un gran obstáculo: la construcción del atrio se estaba demorando demasiado.

Desesperados por cumplir con los plazos, los frailes decidieron hacer un pacto con el diablo. Fue entonces cuando apareció Cantuña, un indígena con habilidades extraordinarias para la construcción. Cantuña se ofreció a terminar la construcción del atrio antes del amanecer a cambio de su alma. Los frailes, aunque con temor, aceptaron el trato.

Durante la noche, una legión de pequeños diablillos, trabajadores incansables, comenzaron la construcción a una velocidad asombrosa. Las piedras se colocaban con precisión y el atrio tomaba forma rápidamente bajo la luz de la luna. Los frailes observaban con asombro y creciente preocupación.

A medida que las horas avanzaban y el amanecer se acercaba, Cantuña parecía haber cumplido su parte del trato. Sin embargo, justo antes de que los primeros rayos de sol iluminaran la ciudad, Cantuña astutamente colocó una piedra que había escondido previamente. De esta manera, la construcción no se completó en su totalidad.

Cuando el diablo y sus demonios vinieron a reclamar el alma de Cantuña, este señaló la piedra faltante, argumentando que el trato no se había cumplido en su totalidad. Furioso por el engaño, el diablo no pudo llevarse el alma de Cantuña, quien había burlado al mismísimo Lucifer con su ingenio.

Desde entonces, se dice que la Iglesia de San Francisco tiene una piedra faltante en su atrio, un recordatorio de la astucia de Cantuña y de cómo un hombre pudo vencer al diablo. Esta leyenda sigue viva en el corazón de los quiteños, transmitiéndose de generación en generación.

Texto e imagen en colaboración con Gemini IA.