Leyenda: El Luisón, Uruguay

En las noches oscuras y silenciosas de los campos uruguayos, cuando la luna se esconde tras las nubes y los perros aúllan de forma extraña, se cuenta la historia del Luisón. No se trata de un simple animal salvaje, sino de un hombre que, por una terrible maldición o un pacto oscuro, se transforma en una bestia feroz.

Se dice que el Luisón es el séptimo hijo varón de una familia. Al llegar a la pubertad, en las noches de luna llena, sufre una metamorfosis espantosa. Su cuerpo se estira, sus huesos crujen y se reacomodan, sus uñas se convierten en garras afiladas y su rostro se deforma en un hocico bestial, cubierto de un pelaje oscuro y hediondo.

Durante su transformación, el Luisón pierde toda conciencia de su vida humana. Guiado por un instinto salvaje y una sed insaciable, vaga por los campos, los montes y los cementerios en busca de carroña para alimentarse. Su presencia se anuncia con un olor nauseabundo y unos gemidos lastimeros que erizan la piel de quienes los escuchan.

La leyenda cuenta que el Luisón tiene un miedo profundo a los perros, cuyo ladrido lo aterra y lo hace huir despavorido. También se dice que es vulnerable a las balas bendecidas o a los objetos de plata. Sin embargo, encontrarlo y enfrentarlo es una empresa peligrosa, pues su fuerza y su ferocidad son sobrehumanas.

Algunas versiones de la leyenda afirman que la maldición del Luisón es hereditaria y que el ciclo se repite con el séptimo hijo varón de cada generación. Otros creen que la transformación es temporal y que al amanecer, la bestia vuelve a su forma humana, atormentada por los vagos recuerdos de sus andanzas nocturnas.

El Luisón se ha convertido en parte del folclore uruguayo, una figura misteriosa y temida que se utiliza para explicar ruidos extraños en la noche o la desaparición de animales. Su leyenda perdura en la tradición oral, transmitiéndose de generación en generación, recordándonos que en la oscuridad de la noche, los límites entre lo humano y lo bestial pueden desdibujarse de formas aterradoras.

Texto e imagen en colaboración con Gemini IA.