Este túnel, ubicado en una transitada avenida de Montevideo, tiene una historia sombría que se teje entre la realidad y el misterio. Se cuenta que, hace muchos años, un anciano mendigo solía deambular por la zona, buscando la caridad de los transeúntes. Era una figura solitaria y silenciosa, cuyo rostro curtido por el tiempo y la intemperie reflejaba una profunda tristeza.

Un día, el mendigo desapareció sin dejar rastro. Nadie supo qué le había sucedido. Algunos decían que había partido hacia otros rumbos en busca de mejor suerte, mientras que otros murmuraban sobre un final trágico.
Poco tiempo después de su desaparición, comenzaron a circular extraños relatos sobre el túnel. Los conductores y peatones que lo atravesaban, especialmente durante las noches oscuras y silenciosas, aseguraban haber visto la figura espectral de un anciano vagando por el interior. Describían una aparición borrosa, casi transparente, vestida con ropas raídas y con el mismo semblante melancólico del mendigo desaparecido.
Algunos afirmaban sentir un escalofrío inexplicable al pasar cerca de la aparición, mientras que otros decían escuchar un débil lamento o un susurro ininteligible. Los más sensibles incluso aseguraban percibir un olor a humedad y tierra, como si el espectro emergiera de las profundidades del túnel.
La leyenda del Mendigo del Túnel de 8 de Octubre se extendió rápidamente por Montevideo. Muchos evitaban cruzar el túnel de noche, prefiriendo tomar rutas alternativas para no encontrarse con la fantasmagórica figura. Los más curiosos y escépticos se aventuraban a transitarlo en horas tardías, con la esperanza (o el temor) de presenciar el fenómeno.
Con el tiempo, la leyenda se convirtió en parte del folclore urbano de la ciudad. Algunos la contaban como una advertencia sobre la indiferencia hacia los más necesitados, recordando el destino incierto del mendigo. Otros la veían como una manifestación de un alma en pena, atrapada en el lugar donde pasó sus últimos días.
Hoy en día, aunque el túnel sigue siendo una vía importante y concurrida, la historia del mendigo espectral aún perdura en la memoria colectiva. Algunos afirman que, en las noches de neblina y silencio, todavía se puede sentir una presencia extraña en el aire, un recordatorio silencioso del anciano que una vez buscó refugio y caridad en ese mismo lugar.
Texto e imagen en colaboració con Gemini IA.