Se dice que el Kurupi es el séptimo y último de los monstruosos hijos de Tau y Kerana. Es un ser de baja estatura, de piel oscura y velluda, pero lo que más lo distingue es su descomunal miembro viril, tan largo que puede enrollárselo varias veces alrededor de la cintura o llevarlo arrastrando por el suelo.

Este travieso duende es conocido por ser el señor de la fertilidad y la lujuria, y habita en los bosques y las zonas rurales. Aunque a veces puede ser juguetón, su principal característica es su lascivia insaciable. Se dedica a perseguir a las mujeres jóvenes y hermosas, especialmente a aquellas que se aventuran solas por el monte.
La leyenda cuenta que el Kurupi es muy astuto y utiliza su largo miembro como una liana para atrapar a sus víctimas desprevenidas. Una vez que las alcanza, las rapta y las lleva a lo profundo del bosque para sus oscuros propósitos. Se dice que las mujeres que son víctimas del Kurupi quedan embarazadas de hijos deformes y monstruosos.
A pesar de su naturaleza peligrosa, el Kurupi también es considerado un protector de los animales salvajes y los árboles frutales. Los cazadores y los campesinos suelen tenerle respeto y evitan hablar mal de él para no atraer su atención.
Para protegerse del Kurupi, se dice que las mujeres deben llevar consigo un rosario de semillas de timbó o atar siete nudos en un hilo rojo. También se recomienda no andar solas por el monte, especialmente al caer la tarde, cuando el Kurupi suele estar más activo.
Así que, la próxima vez que te adentres en los bosques de Paraguay, ten cuidado con los ruidos extraños y las sombras que se mueven entre los árboles. ¡Podría ser el astuto y libidinoso Kurupi acechando a su próxima víctima!
Texto e imagen en colaboración con Gemini IA.