En las vastas y solitarias extensiones de la campaña uruguaya, donde la oscuridad de la noche solo se interrumpe por el brillo distante de las estrellas, los paisanos hablan con respeto y cautela sobre la Luz Mala. No se trata de un fuego fatuo ni de un reflejo engañoso, sino de una manifestación espectral, un presagio de desgracia o el alma en pena de alguien que partió de este mundo sin recibir los santos sacramentos.

Se describe a la Luz Mala como una esfera brillante, a veces de color azulado o verdoso, que flota a poca altura del suelo, danzando silenciosamente sobre los campos, los caminos vecinales o cerca de los cementerios olvidados. Su aparición suele ocurrir en noches oscuras y sin luna, generando una sensación de inquietud y temor en quienes la presencian.
Los más ancianos cuentan que la Luz Mala puede ser el espíritu errante de personas que murieron de forma repentina o violenta, sin la bendición de un sacerdote. Su alma, atormentada, vaga sin rumbo hasta encontrar la paz. Otros creen que es una manifestación de la propia tierra, un fenómeno natural inexplicable que anuncia la llegada de tormentas o enfermedades.
Existe la creencia de que la Luz Mala puede confundir a los viajeros nocturnos, haciéndolos perder el rumbo y extraviarse en la oscuridad. Se dice que si uno intenta acercarse a ella, se aleja flotando suavemente, manteniendo siempre una distancia inalcanzable. Algunos incluso aseguran que la Luz Mala puede crecer en tamaño e intensidad si se la desafía o se le falta el respeto.
Para protegerse de la Luz Mala, los paisanos suelen tomar precauciones al viajar de noche. Evitan silbar o gritar en la oscuridad, ya que se cree que esto puede atraerla. Algunos rezan fervorosamente o llevan consigo objetos bendecidos como cruces o medallas. También se aconseja mantener la calma y no intentar perseguirla, dejándola seguir su camino sin perturbarla.
La leyenda de la Luz Mala forma parte del rico folclore rural uruguayo, transmitiéndose de generación en generación a través de relatos orales. Aunque la ciencia pueda ofrecer explicaciones racionales para algunos avistamientos (como gases inflamables emanados de la descomposición orgánica), la creencia persiste en el imaginario popular, alimentada por el misterio de la noche y la conexión profunda de la gente de campo con las fuerzas de la naturaleza y el más allá.
Texto e imagen en colaboración con Gemini IA.