Leyenda: Laguna del Inca, Chile

Enclavada en la majestuosa cordillera de los Andes, cerca del imponente Cerro Aconcagua, se encuentra una laguna de aguas color esmeralda de una belleza sobrecogedora: la Laguna del Inca. Su nombre evoca misterio y su color intenso ha inspirado una triste y romántica leyenda.

Cuenta la tradición que en tiempos ancestrales, el príncipe inca Illi Yupanqui estaba profundamente enamorado de una hermosa princesa llamada Kora-Ayé, cuyo nombre significaba “mujer alegre”. Su amor era tan puro y brillante como el sol de los Andes.

Para celebrar su unión, Illi Yupanqui organizó una gran ceremonia a orillas de esta laguna. Durante la celebración, mientras Kora-Ayé danzaba llena de felicidad, resbaló y cayó a las frías aguas de la laguna, perdiendo la vida en sus profundidades.

El príncipe Illi Yupanqui quedó sumido en una tristeza tan profunda que su corazón parecía haberse detenido junto con el de su amada. Los sacerdotes incas intentaron consolarlo, pero nada parecía aliviar su dolor.

Desesperado, Illi Yupanqu decidió ofrecer a su amada el más hermoso y valioso de los tributos. Durante días, hizo arrojar a las aguas de la laguna objetos de oro y plata, las joyas más preciosas del imperio incaico, con la esperanza de que esto pudiera devolverle la vida a Kora-Ayé o al menos honrar su memoria.

Pero la laguna permanecía inmutable, guardando en sus profundidades el cuerpo de la princesa. Finalmente, consumido por el dolor y la desesperación, el propio príncipe Illi Yupanqu se lanzó a las aguas heladas de la laguna, buscando unirse a su amada en la eternidad.

En el momento en que el cuerpo del príncipe tocó la superficie de la laguna, ocurrió un milagro. Las aguas, que hasta entonces eran de un color azul profundo, comenzaron a transformarse lentamente, adquiriendo un intenso color esmeralda.

La leyenda cuenta que este color mágico fue el tributo final de la naturaleza al amor eterno de Illi Yupanqu y Kora-Ayé. El verde esmeralda de la laguna representa la tristeza profunda del príncipe, pero también la esperanza de una unión en el más allá.

Desde entonces, la Laguna del Inca es considerada un lugar sagrado y lleno de misterio. Se dice que en las noches de luna llena, se pueden escuchar los lamentos del príncipe Inca y sentir la presencia de su amor eterno. Los lugareños creen que la laguna guarda en sus profundidades los tesoros ofrecidos por Illi Yupanqu y que su color es un recordatorio constante de una historia de amor trágico y eterno en el corazón de los Andes.

Texto e imagen en colaboración con Gemini IA.